10.31.2012

CICATRICES DE LA VIDA


Naci viejo.
Mi vida ha sido un tránsito brusco de la niñez a la vejez, sin términos medios.
No tuve tiempo de ser niño. Hay una pelota nuevita, guardada en algún rincón de mis recuerdos. Lo más lógico ha de ser que yo sea una verdadero niño cuando me llegue la vejez. Para ella, es cierto, uno tiene tiempo de sobra. Presumo que ha de ser a los cuarenta y nueve años, pues si llego a los cincuenta me suicido. Nacionalizo una pistola y me pego un tiro.
Hablar de mi niñez, si vamos a llamarla así, es muy fregado. Quisiera olvidar ese periodo, pero es imposible. No tengo nada grato que recordar y los hombres que recuerdan con tristeza su infancia – no porque se les haya ido sino porque han sufrido mucho en ella- nunca más podrán ser felices.
¿Dónde andará, por qué caminos se extravió el niño que fui? Si es cierto eso de que en cada hombre hay un niño, el que habita en mi debe ser muy triste.
Vivíamos en un departamento de la calle Constitución. Mi madre atendía una pesión, famosa por sus calditos de cabeza de cordero. Como no había empleada que le aguantara, mi hermana y yo la ayudábamos. Dormíamos en una sola cama: las dos mujeres en la cabecera y yo a los pies. Apenas empezaba a clarear y el caserío de Challa-pampa emergía de entre las brumas, mi madre estiraba un pie con violencia y yo abría los ojos en el suelo. Mi hermana era lmás perjudicada por ese sentimiento maternal, pues, como estaba a mano, despertaba con un pellizco.
La pobre también ha de esconder la niña triste que tiene en el fondo. Si, como dice el refrán, “quien bien te quiere te hará llorar”, mi madre exageraba en sus demostraciones de cariño.
Me levantaba frotándome los ojos para quitarme los restos de sueño e iba a la cocina a llenar de kerosén los anafes y encenderlos para que hiervan las ollas del caldo de cabezas. Después de tomar el desayuno, barría la pensión y alistaba las bolsas y los canastos para ir al mercado. A mi madre le hacía algunas matufiaditas  que me servían para comprar cualquier cachivache y distraer mis horas muertas.  Esto lo hacía agregando uno o dos pesos al precio de lo que compraba. Ella se encargaba de las cabezas, papas y condimentos; yo, las tripas, las cebollas y la canalera.
Los caldos que preparaba mi vieja eran muy recomendados. Como si el olor que despedían las ollas se pasearan por la ciudad. Hasta lo viejitos desahuciados venían con la esperanza de prolongar su vida con un buen caldo de cabezas.
Venía buena y mala gente.  Por entonces mi madre ya estaba divorciada;  a mi padrastro lo conquistó por el estómago. Aunque yo nunca disfruté con la comida, comprendo que para un hombre es importante que sepan acariciarle el estómago.
No me hago cortar el cabello al ras, muruk’ullu como se dice, porque tengo la cabeza llena de recuerdos de mi madre. Guardo varias cicatrices gracias a sus palizas. Ella era muy nerviosa, padecía una especie de mal de rabia. Cualquier cosa la ponía furiosa, la sangre se le subía a la cabeza y ya no veía nada. Todo se le nublaba y empezaba el huracán.
Acostumbraba a pegarnos con palo de escoba. Rompió varias escobas en mis espaldas y en las de mi hermana;  si no quedamos inválidos, fue porque, dicen, los niños son muy resistentes a los golpes.
Al mismo tiempo era muy católica; asistía cumplidamente a misas, confesaba y comulgaba, pasaba prestes y fiestas, mientras que a mí me mandaba los fines de semana al culto de los Testigos de Jehová, agarrando mi Biblia, mis revistas Atalaya y Despertad.
Todo esto fue decisivo para mi destino; por eso digo que no tengo nada grato que recordar de mi infancia. De lo único que le puedo agradecer a mi madre, si es que algo debo agradecerle, además de haberme dado vida, son sus caldos suculentos, que sirvieron para resistir mejor sus palizas, al frio paceño y a los demás golpes que me dio la vida.
Una vez que me puse bravo y le contesté, se puso tan furiosa que me clavó las uñas en la boxa: de eso me queda una cicatriz. Otro día que rompí un cuaderno a mi hermana, todo porque no quería comprarme útiles igual que a ella (aunque todavía no iba a la escuela), me hizo un tajo con un cuchillo en la muñeca: aquí pueden ver la cicatriz. Tantas cicatrices tengo, que prefiero ignorarlas para no amargarme. Quiero borrarlas con la indiferencia. Pero eso no es posible.
Una tarde saqué veinte pesos de la caja del mostrador (con ese dinero, se compraba cuatro botellas de cerveza) y me fui a pasear. Cuando volví a la casa, a eso de las siete de la noche, mi vieja me llevó al dormitorio y allí me una paliza que no olvidaré por el resto de mi vida.
Pienso que hice mal  en haber levantado ese dinero, pero también creo que el castigo fue exagerado. Luego de amarrarme las manos a la espalda y tumbarme en el piso, me echó alcohol de quemar y me prendió fuego. De no haber sido uno de los caseros que entró al dormitorio y la contuvo, me hubiera quemado los pies y quién sabe si hasta la conciencia.
Una vez nos regalaron un cachorrita pastor alemán que se ganó el cariño de todos. Donde hay perros, al menos hay sonrisas de niños. La bautizamos Gitana y cuando creció se convirtió en nuestra defensora. Cuando me madre se enojaba y quería pegarnos, Gitana intervenía mostrándole los dientes. Siempre que nos sentíamos amenazados mi hermana y yo, la llamábamos y la perra acudía inmediatamente. Gitana nos acompañó por más de medio año, hasta que se enfermó grave. Tuvimos que hacerla matar para que no sufriera.
También teníamos una lorita llamada Pastora. Era parlanchina y el único nombre que repetía  el d don Arturo, un cliente que venía con sus hijos a la pensión a tomar caldos de cabeza de cordero.
No se cansaba de repetir: “Arturito, trae la patita” y sólo se calmaba cuando don Arturo se le acercaba para rascarle la cabeza.
Por ese entonces, 1964, como era muy niño, no entendía lo que pasaba en política. Pero se me quedaron grabadas las imágenes que vimos el 4 de Noviembre. De la fábrica Soligno bajaban camiones y camionetas llenas de trabajadores fabriles armados de fusiles y ametralladoras. Desde mi casa escuchábamos el tiroteo y el rugido de los aviones. Después vimos cómo los mismos vehículos retornaban cargando muertos y heridos, dejando huellas de sangre en las calles. En el corredor del segundo piso, el dueño de casa y sus amigos festejaban el triunfo del golpe de Estado bebiendo cerveza y tocando música.
Mi primera escuela fue la Ismael Montes, a pocos pasos de la plaza Churubamba. Era tan pobre, como casi todas las escuelas fiscales. Los alumnos no tenían donde sentarse; para no sentarme en el suelo yo me llevé un banquito y una silla pequeña que nunca recogí. De las Ismael Montes pasé al colegio Kennedy. Una d o dos veces a la semana venía mi padre  a recogerme para llevarme a casa, en el camino me compraba llauchas, al tiempo que me preguntaba acerca de la vida que llevábamos yo y mi hermana. Era militar y muy buena gente, aún así se refrenaba para no plantarle dos tiros a mi madre por el trato que nos daba

10.16.2012

DIEZ MANDAMIENTOS PARA ESCRIBIR CON ESTILO -FRIEDRITCH NIETZSCHE-

  1. Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.
  2. El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento.
  3. Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir. Escribir debe ser sólo una imitación.
  4. El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pues, inspirarse en una forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho más apagado que su modelo.
  5. La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la sucesión de los argumentos.
  6. Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una afectación.
  7. El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente.
  8. Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
  9. El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa.
  10. No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de nuestra sabiduría.

10.08.2012

CARTAS A UN JOVEN NOVELISTA - MARIO VARGAS LLOSA -

  1. Sólo quien entra en literatura como se entra en religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser verdaderamente un escritor y escribir una obra que lo trascienda.
  2. No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción.
  3. La literatura es lo mejor que se ha inventado para defenderse contra el infortunio.
  4. En toda ficción, aun en la de la imaginación más libérrima, es posible rastrear un punto de partida, una semilla íntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fraguó. Me atrevo a sostener que no hay excepciones a esta regla y que, por lo tanto, la invención químicamente pura no existe en el dominio literario.
  5. La ficción es, por definición, una impostura -una realidad que no es y sin embargo finge serlo- y toda novela es una mentira que se hace pasar por verdad, una creación cuyo poder de persuasión depende exclusivamente del empleo eficaz de unas técnicas de ilusionismo y prestidigitación semejantes a las de los magos de los circos o teatros.
  6. En esto consiste la autenticidad o sinceridad del novelista: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas.
  7. El novelista que no escribe sobre aquello que en su fuero recóndito lo estimula y exige, y fríamente escoge asuntos o temas de una manera racional, porque piensa que de este modo alcanzará mejor el éxito, es inauténtico y lo más probable es que, por ello, sea también un mal novelista (aunque alcance el éxito: las listas de bestsellers están llenas de muy malos novelistas).
  8. La mala novela que carece de poder de persuasión, o lo tiene muy débil, no nos convence de la verdad de la mentira que nos cuenta.
  9. La historia que cuenta una novela puede ser incoherente, pero el lenguaje que la plasma debe ser coherente para que aquella incoherencia finja exitosamente ser genuina y vivir.
  10. La sinceridad o insinceridad no es, en literatura, un asunto ético sino estético.
  11. La literatura es puro artificio, pero la gran literatura consigue disimularlo y la mediocre lo delata.
  12. Para contar por escrito una historia, todo novelista inventa a un narrador, su representante o plenipotenciario en la ficción, él mismo una ficción, pues, como los otros personajes a los que va a contar, está hecho de palabras y sólo vive por y para esa novela.
  13. El de las novelas es un tiempo construido a partir del tiempo psicológico, no del cronológico, un tiempo subjetivo al que la artesanía del novelista da apariencia de objetividad, consiguiendo de este modo que su novela tome distancia y diferencie del mundo real.
  14. Lo importante es saber que en toda novela hay un punto de vista espacial, otro temporal y otro de nivel de realidad, y que, aunque muchas veces no sea muy notorio, los tres son esencialmente autónomos, diferentes uno de otro, y que de la manera como ellos se armonizan y combinan resulta aquella coherencia interna que es el poder de persuasión de una novela.
  15. Si un novelista, a la hora de contar una historia, no se impone ciertos límites (es decir, si no se resigna a esconder ciertos datos), la historia que cuenta no tendría principio ni fin.

10.04.2012

COMO SER UN GRAN ESCRITOR -CHARLES BUKOWSKY-

Tienes que cojerte a muchas mujeres
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.

Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.

Aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.

No te exijas.

Duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977),
y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.

Un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.

Quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.

Más el exilio, la derrota
la traición
toda esa basura.
quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.

Agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa,
dale duro.

Haz de eso una pelea de peso pesado.
haz como el toro en la primer embestida.
y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.

Si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay,
está bien
igual.

LLEGÓ SIN INVITACIÓN, Y LISTO


La puerta se abrió misteriosamente y le hombre tembló de miedo ante lo desconocido. Sabía que esto iba a pasar, y a pesar de que había tomado sus recaudos, el repentino sonido producido por la puerta despertó los temores que durante el día había tratado de refrenar.
Cerró los ojos para no ver la llegada de lo inevitable, pero ese intento fue inútil, y cuando más desesperaba por olvidar este encuentro, tuvo nomás que resignarse, porque la noche había llegado, y él era un impotente por no haberlo evitado.
 

9.29.2012

ACHAQUES DE LA VEJEZ

La puerta del asilo de ancianos se cerró lentamente. Sus goznes chirriaban como chanchos a medio capar. pero nadie se mosqueó, porque se podría afirmar que quienes habitaban allí ya estaban habituandos a ese metálico lamento. El viejo lanzó un suspiero conformándose a sí mismo por el abandono al que lo habían sometido.

"Esos mierdas nuevamente han hecho que yo los espere en vano", pensó mientras se sacaba el impuesto a lo que quedaba de su cigarrillo, " y al paso que van las cosas, creo que voy a tener nomás que resignarme a que nunca más vengan por aquí". Se incorporó lentamente (las fuerzas ni le daban para más), y contando las piedras del sendero fue caminando hasta la sala de estar del asilo, para hacer lo único que les permitian en ese recinto: mirar el televisor como opas.

Habia perdido lña cuenta de las semanas que sus familiares dejaron de visitarlo. La última vez que lo hicieron fue para hacerle firmar tremendo montón de papeles, con los qe (así se lo hicieron creer), estaba asegurando los dias que le quedaban por vivir. Papeles, para lo que le servían, si lo único que necesitaba era escuchar los fines de semana su nombre para que le anuncien que tenía visitas. Y las visitas eran una especie de tratamiento extra que él requeria para aguntar la rutina que estaba obligado a soportar todos los dias. Otro, en su lugar, hubiese perdido la cordura, enajenándose hasta el desequilibrio existencial. Muchos de sus compañeros ya estaban en ese estado, ya todos los consideraban chochos y extravagantes, al extremo de que a veces ni se dignaban mirarlos, o si lo hacían, tal vez era por pena, o puro aburrimiento.

Aburrimiento. ´´Esa era la palabra que reflejaba todo cuanto él sentía. Estaba aburrido de ser ya un vejete inútil, pues para lo único que servía (esto se lo repetían a cada rato), era para estorbar y meterse donde no lo llamaban. Sí, ya era un estorbo, ni sus compañeros de sala lo soportaban porque todas las noches se la pasba tose y tose, impidiendo que los demás pudiesen dormir y descansar.
 
"Para qué mierdas querrán dormir de noche estos viejos igual que yo, si todo el dia se la pasan duerme que duerme", se decía mientras la modorra se apoderaba de sus párpados, y sus ojos se clavaban en el televisor sin ver nada.
 
Mientras intentaba dormitar rememoraba los dias en que solia mentirse creyendo ser feliz y bienaventurado. Poco a poco salió de su modorra, y mirando a los demás, con una sonrisa cínica musitó quedamente: "Por mí, que se vayan todos a donde ya saben".
 
Terminó la tarde y una nueva noche cayó pesadamente sobre la ciudad, especialmente sobre el medio centenar de ancianos que, sentaditos, esperaban pacientemente que sirvan la cena en el comedor del asilo.
 
La sopa de sémola cayó como una bolsa de agua caliente en el estómago del anciano. Cuando terminó de saborear su vaso de gelatina, volvió a pensar: "Cada dia es lo mismo. Nos dan papillas, como si quisieran recordarnos que no tenemos dientes, y no tenemos derecho a decir nada, ni siquiera podemos manifestar nuestras trsitezas"
 
Un tenue dolor le recordó que había olvidado tomar los remedios que le habían prescrito, para uno de los tantos achaques que tenía, por lo que, sin que ninguna de las encargadas lo viera, se apresuró en sacar de uno de sus bolsillos un frasco pequeño, tomó entre sus dedos la gragea indicada, mientras una de sus manos sostenía el vaso vacio.
 
-¡Qué mierdas! -gritó en voz alta-. hoy mismo voy a abandonar para siempre esta porquería, y si todo sale como lo estoy pensando, por fin voy a poder dormir tranquilo, sin tener que soportar todas las noches los ronquidos de estos parásitos.
 
Nadie prestó importancia asu exabrupto. Lentamente se incorporó. Tras mandar mentalmente a la basura a todos los que estaban reunidos en la sala, caminó hasta la terraza, y una vez allá, subió la baranda de cemento, y, a manera de olvidarse de sus achaques -sin pensarlo demasiado- echó a volar, fijándose como meta el piso de abajo.
 

9.28.2012

¿UN REGALO DE LOS DIOSES? (Contra todo Prólogo)


Victor Hugo Viscarra, nacido en La Paz el 2 de enero de 1958, es autor de tres libros de relatos, un diccionario del coba y una autobiografia. O tal vez todo sea autobriografia, pues, si una palabra caracteriza su obras, es la autenticidad, de la que él está muy consciente. Y eso es lo que hace un escritor ejemplar, más allá de cualquier moda y de vanos éxitos.

Lo pueden acusar de poner en evidencia crudas realidades de la oscuridad de la noche, del margen del submundo urbano. Otros admirarán su capacidad de narrar con el lengujae directo, desprendido a un tiempo de sentimentalismos y afanes intelectualistas.

Pero nadie podrá endilgar que escribe de lo que sabe, como ocurre con cierta literatura de moda.

Quienes lo tratan verán asimismo al ser humano: su ácido sentido del humor y su agudeza, inclusive a costa de sí mismo. Es que él no tiene nada que perder: para transitar las calles y las noches no le hace falta más que lo que lleva puesto, mejor si es una chompa y una chamarra caliente donde puedan caber unos recortes de periodicos, unas hojas en blanco para garabatear, un libro, y en muchas épocas -si no grageas- una botellita. Si los papeles comienzan a pesarle, se quedarán en cualquier rincón de un boliche o junto al banco de alguna plaza. Lo que atesora no necesita espacios fisicos. Lo cual, si bien a costa de mil renunciamientos y de mucho dolor, nos lleva a destacar su práctica de libertad consigo mismo y de solidaridad con quienes se identifica.
 
Con la nariz y la espalda torcidas por antiguos golpes, de voz firme y lastimada, este señor viene pagando las consecuencias de una vida que él no ha escogido. La soledad y el alcohol, el frio y el hambre, fueron donados por los dioses de las circunstancias; la realidad de un país, de una condición social, la cual, a quienes la reproducen y manejan, hasta ahora les importa un pito.
 
 
 
Manuel Vargas

9.08.2012

¿ ZANAHORIA, HUEVO O CAFE ?


Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?" -"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, padre?" Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú, ¿cuál de los tres eres?

7.07.2012

LA CREACIÓN SEGÚN VÍCTOR HUGO VISCARRA

Todos sabemos que en el espacio el tiempo es relativo. Da lo mismo un millón de siglos que un segundo. Pues bien, en un momento de esos, dios, aburrido de la oscuridad que le rodeaba, por si acaso dijo: “Que la luz se haga”, ¡y la luz se hizo!


Entonces, dios descubrió que tenía poder, y como niño con juguete nuevo empezó a crear satélites, planetas, asteroides, sistemas planetarios, nebulosas, big bangs, meteoritos y galaxias. Al sexto día, dios vio que su Creación era buena.

Como para entonces a él ya le estaba molestando la vida nómada que llevaba, escogió lo mejor que había creado, o sea la Tierra, para que sea su morada. Como toda persona educada y hacendosa, la ordenó de acuerdo a los últimos chillidos de la moda. Creó ríos, aves, animales, brisas, nubes, plantas y manantiales… Al séptimo día, dios vio que su Creación era muy buena.

Una tarde, él estaba paseando por un vallecito –donde en la actualidad queda Cochabamba– sintiendo cómo el aire le humedecía los pensamientos y el canto de las aves le alegraba el espíritu. Al doblar una esquina se encontró conmigo.

¡Vaya!, pensó, a este salvaje, ¿en qué instante lo he creado?

Entonces dios se vio a sí mismo y descubrió que él estaba hecho a mi imagen y semejanza. Y fue que en ese instante sintió miedo, porque así como él podía crear de la Nada cosas, temió que yo lo hubiese creado a él. Y en esos momentos sufrió un trauma psicológico porque comprendió que su creación era un fracaso, puesto que su poder no era tan ilimitado como parecía.

Y dios quiso vengarse de mí. Pero, como dudaba de la efectividad de su poder –dios es dios, además es una persona mucho más vieja que yo y por lo tanto tiene más experiencia– , ideó la mejor manera de cobrarse el hecho de que yo le haya destrozado sus esquemas. Dios creó a la mujer, para que se ella la que, manejando mis sentimientos, me derrote las veces que le dé la gana.

(VISCARRA, Victor Hugo, Chaqui Fulero. Los Cuadernos Perdidos De Víctor Hugo Viscarra, La Paz, Bolivia: Correveidile, 2007.)

6.28.2012

VICTOR HUGO VISCARRA

Testamento

Víctor Hugo Viscarra


Ante la proximidad del momento en que yo deberé marchar en pos de horizontes más halagüeños y promisorios, y como dicen que es menester y obligatorio dejar a quienes se quedan con lo que no podremos cargar hasta nuestra fosa, me he visto obligado a redactar una especie de testamento donde haré constar, cláusula por cláusula, la manera en que mis "bienes" –es mi voluntad– deben ser distribuidos, cosa que, después de muerto, no hayan quejas, peleas, litigios o desavenencias que puedan enturbiar mi paso de este mundo al otro. Para expresarlo mejor, ya que en vida nunca me dejaron en paz –y conste que yo soy paceño–, quiero que al menos en muerto me dejen morir tranquilo.

Y a todo esto, cuando uno se va para no retornar, ¿por qué siempre tiene que dejar constancia de sus bienes? ¿Será para apantallar a los demás demostrando lo que uno tiene y los otros no? ¿Acaso es un formulismo que hay que llenar para acceder al Purgatorio?Recuerdo los casos de aquellos carnales míos que, viviendo en paupérrimas condiciones y privándose aún de lo necesario, una vez difuntos hicieron conocer a los moros y a los que no lo son, que eran poseedores de ingentes fortunas que fueron aprovechadas por las primeras aves de rapiña que llegaron hasta esos botines.

Demás estaría el agregar que ellos fueron enterrados en fosas comunes y hoy tan sólo viven en el estómago de los gusanos que los devoraron, aunque ellos fueron más huesos que carne por las innumerables dietas forzadas a las que voluntariamente se sometían.

Hace mucho tiempo –según cuentan las crónicas– un avaro de esos, consciente del peligro que corría su fortuna ante la proximidad de su deceso, recibió el consejo de que, antes de morir, se la comiese o se la bebiese. Y él, ni cojo ni manco, hizo caso y, claro está, murió porque los billetes ingeridos le causaron tal congestión estomacal que su agonía, dicen, fue terrible.

Es por eso que, cuando aún me quedan fuerzas para redactar la repartija de mis bienes, los entregaré de acuerdo a las necesidades de mis herederos y las posibilidades mías. Empecemos.Todos mis libros, absolutamente todos, los dono a la Biblioteca de Alejandría, puesto como los he perdido irremediablemente, presumo que a ese lugar han ido a parar.

Aquellos libros que presté y no me los devolvieron, ¡ojalá! les sirva de mucho a los que, sufriendo de amnesia, no recordaron que dichos textos tuvieron un dueño original y si en un principio me sirvieron como guías y educadores, tengo la remota esperanza de que a ellos, a esos ex amigos, los saque del estado de analfabetismo ancestral en el que yacen.Los textos que me fueron robados, ignoro a qué manos han ido a parar, quedan en calidad de perdidos, porque, ya que no pude hacer nada para retenerlos, menos puedo hacer para recuperarlos.

Mis pensamientos los cedo a la humanidad entera, no para que los aprovechen sino para que aprendan cómo en el más completo estado de abandono, un ser humano puede cultivarse y educarse sin pasar por institutos, universidades, simposios, congresos, postgrados, maestrías y demás tucuymas.Todas mis deudas se las dejo generosamente a mis acreedores, porque sabiendo que yo vine al mundo sin traer nada ¿cómo voy a tener algo para pagar deudas a otarios y prestamistas? Ya lo decía mi ex amigo Ojo de Vidrio: "El deber es de caballeros y el cobrar es de cholos".

Además, ¿por qué tendría que pagar algo si no recuerdo haber recibido préstamo alguno? Lo que sí sé es que cada obrero es digno de su salario. Por lo tanto, lo único que hice fue cobrarme las lecciones que les di, pues, desasnándolos, los culturicé un poco (digo "un poco", porque tampoco puedo hacer milagros volviéndolos genios en dos patadas y un t’ajlle) y ese tipo de vocación de servicio no tiene precio conocido.

Las pocas ropas que poseo son sólo para mí, porque si las cedo a alguien, ¿con qué voy a cubrir mis desnudeces? Tuve mucha ropa y gran parte la he obsequiado. Otras las presté y no me las han devuelto. Las más fueron "nacionalizadas" apenas yo abandonaba aquellos refugios espontáneos donde, en las noches y en los días, iba a reposar mi cansancio. Si bien en muchas oportunidades yo me jactaba de poseer buenas colecciones de prendas de vestir, también existen fechas como la presente, cuando las madrugadas me sorprenden vistiendo tan sólo una muda de ropa. Por eso es que determino que mis pobres harapos los dejen conmigo. Que no se los lleven, que me permitan conservarlos. Aunque, claro está, si a alguna persona les son de utilidad todavía, se las entreguen, que yo, solidario como el viento que sopla por igual a los mortales, animales y minerales, creeré haber encontrado en ese viento generoso, el abrigo que cubra mis partes púberes y caliente mis anquilosadas extremidades.

A los que se jactaban y se jactan todavía de ser mis enemigos, les dejo mi perdón, con la certeza de que jamás tomé en cuenta sus malevolencias. Siempre supe que es mejor no vivir amargado colocando una venda de indiferencia a los ultrajes recibidos, perdonar agravios e injurias para reconciliarse con Dios y con el diablo y, por ende, con la propia naturaleza.

Mi pobre corazón, hecho pomada desde los tiempos en que éramos ingenuos y cándidos y con el que recorrimos los caminos de la frustración y el desengaño, lo dejo a todas aquellas personitas que se divirtieron hasta el cansancio con sus artimañas y juegos sentimentales. A esas personitas que supieron poner en práctica sus ardides y mañas femeninas, lastimando a su gusto mis pálidos estertores personales, para dejarme llorando mi desconsuelo en cantinas y chicherías, donde estúpidamente yo moría ahogado en ingentes cantidades de licor, resucitando en medio de mi tragedia y volviendo a morir, mientras ellas, felices y contentas.

Sólo a ellas les pertenecen los guiñapos de mi devaluado corazón, los restos que quedaron de mi compañero de caminos y amaneceres. Si ellas, que fueron, son y serán siempre para mí las criaturas más bellas que poblaron la tierra, desean guardar leve memoria del único ser que las ha adorado como a diosas, desde donde yo esté, siempre irá para ellas una oración de agradecimiento porque, con sus besos, sus mimos y sus desdenes, sus burlas y sus palabras melodiosas, lograron darme el aliento y fuerzas necesarias para que yo persista en se camino pedregoso de pretender ser amado, sin reconocer que amar era algo que yo nunca había aprendido.

* Extraído de "Alcoholatum y otros drinks" de Víctor Hugo Viscarra, quien falleció a causa de una cirrosis avanzada la semana pasada a los 49 años. A diferencia de muchos "escritores del submundo urbano", Viscarra contó lo que vivió a través de sus libros: "Coba. Lenguaje secreto del hampa boliviano" (1981), "Relatos de Víctor Hugo" ((1996), "Alcoholatum y otros drinks" (2001), "Borracho estaba pero me acuerdo" (2003) y "Avisos necrológicos" (2005).




6.26.2012

ME GUSTA VIAJAR

Viajar es marcharse de casa,
es dejar los amigos,
es intentar volar
volar conociendo otras ramas
recorriendo caminos
es intentar cambiar
viajar es sentirse poeta
es escribir una carta,
es querer abrazar,
abrazar al llegar a una puerta,
añorando la calma
es dejarse besar
Viajar es volverse mundano
es conocer a otra gente
es volver a empezar
empezar extendiendo la mano
aprendiendo del fuerte,
es sentir soledad
Viajar es marcharse de casa,
es vestirse de loco
diciendo todo y nada en una postal
es dormir en otra cama,
sentir que el tiempo es corto,
Viajar es regresar...



6.14.2012

EL ECO DE LA VIDA

Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cayó, se lastimó y gritó:"Ahhhhhhh
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo, en algún lugar en la montaña:"Ahhhhh
Con curiosidad, el niño gritó: "Quién eres tú?"
Recibió de respuesta: "Quién eres tú?"
Enojado con la contestación, gritó: "Cobarde!"
Recibió de respuesta:"Cobarde!"
Miró a su padre y le preguntó: "Qué sucede?"
El padre sonrió y dijo: "Hijo mío, presta atención."
Y entonces el padre gritó a la montaña: "Te admiro!"
La voz respondió: "Te admiro!"
De nuevo el hombre gritó: "Eres un campeon!"
La voz respondió: "Eres un campeon!"
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego el padre explicó:
"La gente lo llama ECO, pero en realidad es la VIDA...
Te devuelve todo lo que dices o haces...
Nuestra vida es simplemente reflejo de nuestras acciones...
Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor...
Si deseas más competitividad en tu grupo, ejercita tu competencia...
Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida...
La vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le has dado."
Tu vida no es una coincidencia...es un reflejo de ti mismo....

5.29.2012

FRASE

"La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?"


Proverbio chino

EN BUSCA DE LA PAREJA PERFECTA

Érase una vez una muchacha de nombre Nadia cuya belleza atraía a todos los hombres que la conocían. A pesar de ello, Nadia se sentía sola. Tras la alegría del primer encuentro con sus pretendientes, les encontraba defectos. Entonces, sentía que su amor se marchitaba y seguía anhelando su ideal de pareja perfecta.
Un día, Nadia oyó hablar de un sabio que a todos conmovía con sus palabras. Aquella noche, decidió consultarle su problema. "Tal vez,-se decía- me pondrá en el camino de ese hombre ideal que sueño". A la mañana siguiente, llegó hasta él y, tras exponerle su mala suerte le dijo:
Necesito hallar la pareja perfecta. ¿Qué podéis decirme? Una persona como usted, sin duda, habrá encontrado la pareja perfecta.
Aquel anciano, mirando a Nadia con brillo intenso en sus ojos, le dijo:
Pasé mi juventud buscando a la mujer perfecta. En Egipto, encontré a una mujer bella e inteligente, pero era muy inconstante y egoísta. En Persia, conocía a una mujer que tenía un alma buena y generosa, pero no teníamos aficiones en común.... Y así una mujer tras otra. Al principio, me parecía haber logrado el gran encuentro, pero, pasado un tiempo, descubría que faltaba algo que mi alma anhelaba. Fueron transcurriendo los años hasta que, de pronto, un día.... -dijo el anciano haciendo una emocionada pausa- la vi resplandeciente y bella. Allí estaba la mujer que yo había buscado toda mi vida.
¿Y qué pasó? ¿Te casaste con ella? -replicó entusiasmada la joven Nadia.
Al final... la unión no pudo llevarse a cabo.
¿Por qué?, ¿por qué?.
Porque al parecer -le dijo el anciano con un gran brillo en sus ojos - ella buscaba la pareja perfecta.

MI PLAYA ( Ely Guerra)

5.24.2012

FRASE

"Acaba de caer el ultimo pétalo de la flor que llevaba tu nombre"

(Osiris)

DEPENDE DE LA FORMA

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
- ¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro
Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
- De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.
- La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

5.21.2012

FRASE

Lo que mucha gente llama amor consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.

Fragmento de ‘Rayuela’ J. Cortázar

Siete de la mañana

Una carta mi amor, solo una carta, que me cuente detalles de tu vida...Y que a pesar del tiempo que para todos pasa, No hay tiempo entre nosotros, ni olvido, ni distancia. Escríbeme, con tinta de violetas, En un papel de amor color ausencia
Escríbeme poniendo en cada trazo, La fiebre de tu pulso, Que se me vuelve abrazo
Y es un abrazo tuyo...

Flores

Sucre y sus flores

5.20.2012

LA PARÁBOLA DE LA PARÁBOLA

Hace mucho tiempo andaba la Verdad por las calles, en los pueblos, tratando de hablar con la gente, pero la gente no la quería, la despreciaban solamente por las ropas que llevaba.
La Verdad andaba con harapos, sin lujos, sin pretensiones, tan simple, pura y sencilla como la Verdad.
La Verdad siempre trataba de acercarse a la gente, de entrar en sus hogares, pero siempre fue despreciada y humillada, pues nadie la quería por sus vestiduras harapientas.
Un día la Verdad andaba caminando y llorando, muy triste por todo esto, hasta que de repente se encuentra a alguien muy alegre, divertido, vestido con colores muy llamativos y elegantes y toda la gente la saludaba!!!.....Era la Parábola!!!
...Y la Parábola ve a la Verdad y le dice: "Verdad, ¿por qué lloras?"
La Verdad le responde: "La gente me desprecia y me humilla! Nadie me quiere ni me aceptan en sus casas!"
La Parábola le dice: "Claro, Verdad... Te entiendo; lo que pasa es que tienes que vestirte como yo, con colores y bien elegante....y verás el cambio"
Parábola le prestó uno de sus vestidos a la Verdad y desde ese día, como un milagro, de repente, la Verdad fue aceptada por la gente y era querida por todos...
Moraleja: Nadie acepta la Verdad desnuda. Todos la prefieren disfrazada con ropas de Parábola.

5.17.2012

LA LLAVE DE LA FELICIDAD

Cuenta la leyenda que hace millones y millones de años, cuando recién se había creado el Universo. Se reunieron todos los dioses para contemplar su obra, y extasiados por tanta belleza y perfección no pudieron evitar caer en la tentación de la presunción, es por lo que decidieron crear al hombre para que este le envidiara y admiraran su poder.
Entonces los dioses se dedicaron afanosamente a crear al hombre, y cuentan algunas religiones que lo hicieron tan a su imagen y semejanza, que lo dotaron de fuerza, valor, felicidad, inteligencia, sabiduría, etc, que llegaron a temer que se fundieran entre ellos y que en un momento dado los destituyeran y ocuparan su lugar, por lo que decidieron esconderle alguna de las virtudes con las que había sido creado.
¿Dónde podrían guardar la felicidad para que el ser humano no la encontrara?. Estuvieron reflexionando sobre ello mucho tiempo; cuando uno decía de esconderla en el pico de la montaña más alta, otro de los dioses le rebatía, diciendo que al haberlo dotado de fuerza y valor podría escalar esa montaña y encontrarla.
Cuando uno de ellos comentaba que tenían que esconder la felicidad en la sima más profunda de los océanos, otro le corregía diciendo que al ser humano le habían dotado de una gran inteligencia, y podrían inventar una máquina que se sumergieran en los mares y la podrían encontrar.
Cabía otra posibilidad esconderla en otra galaxia, -pero llegaría el día se dijeron unos a otros- en que el hombre exploraría el Universo, descubriría los agujeros negros y llegaría a las otras galaxias. ¿Qué hacer pues?.
En estas reflexiones andaban cuando uno de ellos -el más gordito y bajito- que había permanecido todo el tiempo en silencio, dijo:
Vamos a escondérsela dentro de ellos mismo, que siempre estarán tan ocupados en atesorar riquezas, conseguir el poder pensando que esto es lo que les dará la felicidad, que nunca se darán cuenta que dentro de ellos mismos está la llave de la felicidad.
El ser humano juega al escondite consigo mismo y no se decide investigar en su naturaleza interior. Busca la felicidad en el exterior, donde todo es fortuito, y nada permanece estable. En la vida cotidiana se alternan lo agradable y lo desagradable, el placer y el dolor, pero no puede encontrarse felicidad permanente en lo que es transitorio e inestable. La felicidad como un estado más permanente solo puede encontrarse en uno mismo y representa un estado de sosiego, contento, ecuanimidad y visión esclarecida

EL AMOR Y LA LOCURA

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: “Vamos a jugar al escondite”. La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó: ¿Al escondite? ¿Y eso cómo es?
Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse.
Uno, dos y tres, empezó a contar la locura...La primera en esconderse fue la pereza que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la rendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol...El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para el. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso no es lo importante. Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
Un millón contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre teología y a la pasión y al deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.
De tanto caminar, la locura sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda le resultó todavía más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aún en que sitio esconderse.
Así fue encontrando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.
Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando se iba a dar por vencida divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra:

El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña

5.15.2012

FRASE

No te diré como son las cosas, solo me limitare a contarte como se sienten...
(Osi)

5.05.2012

HUELLAS

Una pareja venía caminando por la sabana, en el oriente del África, mientras nacía la estación de las lluvias. Aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los monos, la verdad sea dicha, aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo.
Un volcán cercano, ahora llamado Sadiman, estaba echando cenizas por la boca. El cenizal guardó los pasos de la pareja, desde aquel tiempo, a través de todos los tiempos. Bajo el manto gris han quedado, intactas, las huellas. Y esos pies nos dicen, ahora, que aquella Eva y aquel Adán venían caminando juntos, cuando a cierta altura ella se detuvo, se desvió y caminó unos pasos por su cuenta. Después, volvió al camino compartido.
Las huellas humanas más antiguas han dejado la marca de una duda.
Algunos añitos han pasado. La duda sigue.

Eduardo Galeano -Bocas de tiempo-

5.01.2012

UN RELATO DE AMOR

Érase una vez un universo oscuro, un universo negro, un universo helado y matemático.
No se sabe por qué, dos estrellas se miraron y se enamoraron. Tan grande y hermoso fue su amor que dejaron de describir infalibles órbitas elípticas para dibujarse tiernos corazones entrelazados.
Se querían tanto..., pero la distancia era grande, y no podían acariciarse ni besarse. ¡Si por un solo instante pudieran estar juntas! Pero eso estaba prohibido en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío; así que decidieron quebrantar la eterna ley del perfecto y ordenado universo. Con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño
Tan solo querían besarse; sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida..., hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte. Fue el precio tuvieron que pagar por quererse en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Ellas fueron las primeras, pero si alguna noche de verano, mirando el cielo, ves una estrella fugaz, piensa que en algún lugar hay otra, que están enamoradas, y que aunque vivamos en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático, lograrán encontrarse, se besarán por un instante nada más y desaparecerán entre destellos de amor y ternura.
Autor: Alberto Pisa Allué