La puerta se abrió misteriosamente y le hombre tembló de
miedo ante lo desconocido. Sabía que esto iba a pasar, y a pesar de que había
tomado sus recaudos, el repentino sonido producido por la puerta despertó los
temores que durante el día había tratado de refrenar.
Cerró los ojos para no ver la llegada de lo inevitable, pero
ese intento fue inútil, y cuando más desesperaba por olvidar este encuentro,
tuvo nomás que resignarse, porque la noche había llegado, y él era un impotente
por no haberlo evitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje sus comentarios, son importantes.