5.29.2012

FRASE

"La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?"


Proverbio chino

EN BUSCA DE LA PAREJA PERFECTA

Érase una vez una muchacha de nombre Nadia cuya belleza atraía a todos los hombres que la conocían. A pesar de ello, Nadia se sentía sola. Tras la alegría del primer encuentro con sus pretendientes, les encontraba defectos. Entonces, sentía que su amor se marchitaba y seguía anhelando su ideal de pareja perfecta.
Un día, Nadia oyó hablar de un sabio que a todos conmovía con sus palabras. Aquella noche, decidió consultarle su problema. "Tal vez,-se decía- me pondrá en el camino de ese hombre ideal que sueño". A la mañana siguiente, llegó hasta él y, tras exponerle su mala suerte le dijo:
Necesito hallar la pareja perfecta. ¿Qué podéis decirme? Una persona como usted, sin duda, habrá encontrado la pareja perfecta.
Aquel anciano, mirando a Nadia con brillo intenso en sus ojos, le dijo:
Pasé mi juventud buscando a la mujer perfecta. En Egipto, encontré a una mujer bella e inteligente, pero era muy inconstante y egoísta. En Persia, conocía a una mujer que tenía un alma buena y generosa, pero no teníamos aficiones en común.... Y así una mujer tras otra. Al principio, me parecía haber logrado el gran encuentro, pero, pasado un tiempo, descubría que faltaba algo que mi alma anhelaba. Fueron transcurriendo los años hasta que, de pronto, un día.... -dijo el anciano haciendo una emocionada pausa- la vi resplandeciente y bella. Allí estaba la mujer que yo había buscado toda mi vida.
¿Y qué pasó? ¿Te casaste con ella? -replicó entusiasmada la joven Nadia.
Al final... la unión no pudo llevarse a cabo.
¿Por qué?, ¿por qué?.
Porque al parecer -le dijo el anciano con un gran brillo en sus ojos - ella buscaba la pareja perfecta.

MI PLAYA ( Ely Guerra)

5.24.2012

FRASE

"Acaba de caer el ultimo pétalo de la flor que llevaba tu nombre"

(Osiris)

DEPENDE DE LA FORMA

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
- ¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro
Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
- De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.
- La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

5.21.2012

FRASE

Lo que mucha gente llama amor consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.

Fragmento de ‘Rayuela’ J. Cortázar

Siete de la mañana

Una carta mi amor, solo una carta, que me cuente detalles de tu vida...Y que a pesar del tiempo que para todos pasa, No hay tiempo entre nosotros, ni olvido, ni distancia. Escríbeme, con tinta de violetas, En un papel de amor color ausencia
Escríbeme poniendo en cada trazo, La fiebre de tu pulso, Que se me vuelve abrazo
Y es un abrazo tuyo...

Flores

Sucre y sus flores

5.20.2012

LA PARÁBOLA DE LA PARÁBOLA

Hace mucho tiempo andaba la Verdad por las calles, en los pueblos, tratando de hablar con la gente, pero la gente no la quería, la despreciaban solamente por las ropas que llevaba.
La Verdad andaba con harapos, sin lujos, sin pretensiones, tan simple, pura y sencilla como la Verdad.
La Verdad siempre trataba de acercarse a la gente, de entrar en sus hogares, pero siempre fue despreciada y humillada, pues nadie la quería por sus vestiduras harapientas.
Un día la Verdad andaba caminando y llorando, muy triste por todo esto, hasta que de repente se encuentra a alguien muy alegre, divertido, vestido con colores muy llamativos y elegantes y toda la gente la saludaba!!!.....Era la Parábola!!!
...Y la Parábola ve a la Verdad y le dice: "Verdad, ¿por qué lloras?"
La Verdad le responde: "La gente me desprecia y me humilla! Nadie me quiere ni me aceptan en sus casas!"
La Parábola le dice: "Claro, Verdad... Te entiendo; lo que pasa es que tienes que vestirte como yo, con colores y bien elegante....y verás el cambio"
Parábola le prestó uno de sus vestidos a la Verdad y desde ese día, como un milagro, de repente, la Verdad fue aceptada por la gente y era querida por todos...
Moraleja: Nadie acepta la Verdad desnuda. Todos la prefieren disfrazada con ropas de Parábola.

5.17.2012

LA LLAVE DE LA FELICIDAD

Cuenta la leyenda que hace millones y millones de años, cuando recién se había creado el Universo. Se reunieron todos los dioses para contemplar su obra, y extasiados por tanta belleza y perfección no pudieron evitar caer en la tentación de la presunción, es por lo que decidieron crear al hombre para que este le envidiara y admiraran su poder.
Entonces los dioses se dedicaron afanosamente a crear al hombre, y cuentan algunas religiones que lo hicieron tan a su imagen y semejanza, que lo dotaron de fuerza, valor, felicidad, inteligencia, sabiduría, etc, que llegaron a temer que se fundieran entre ellos y que en un momento dado los destituyeran y ocuparan su lugar, por lo que decidieron esconderle alguna de las virtudes con las que había sido creado.
¿Dónde podrían guardar la felicidad para que el ser humano no la encontrara?. Estuvieron reflexionando sobre ello mucho tiempo; cuando uno decía de esconderla en el pico de la montaña más alta, otro de los dioses le rebatía, diciendo que al haberlo dotado de fuerza y valor podría escalar esa montaña y encontrarla.
Cuando uno de ellos comentaba que tenían que esconder la felicidad en la sima más profunda de los océanos, otro le corregía diciendo que al ser humano le habían dotado de una gran inteligencia, y podrían inventar una máquina que se sumergieran en los mares y la podrían encontrar.
Cabía otra posibilidad esconderla en otra galaxia, -pero llegaría el día se dijeron unos a otros- en que el hombre exploraría el Universo, descubriría los agujeros negros y llegaría a las otras galaxias. ¿Qué hacer pues?.
En estas reflexiones andaban cuando uno de ellos -el más gordito y bajito- que había permanecido todo el tiempo en silencio, dijo:
Vamos a escondérsela dentro de ellos mismo, que siempre estarán tan ocupados en atesorar riquezas, conseguir el poder pensando que esto es lo que les dará la felicidad, que nunca se darán cuenta que dentro de ellos mismos está la llave de la felicidad.
El ser humano juega al escondite consigo mismo y no se decide investigar en su naturaleza interior. Busca la felicidad en el exterior, donde todo es fortuito, y nada permanece estable. En la vida cotidiana se alternan lo agradable y lo desagradable, el placer y el dolor, pero no puede encontrarse felicidad permanente en lo que es transitorio e inestable. La felicidad como un estado más permanente solo puede encontrarse en uno mismo y representa un estado de sosiego, contento, ecuanimidad y visión esclarecida

EL AMOR Y LA LOCURA

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: “Vamos a jugar al escondite”. La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó: ¿Al escondite? ¿Y eso cómo es?
Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse.
Uno, dos y tres, empezó a contar la locura...La primera en esconderse fue la pereza que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la rendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol...El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para el. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso no es lo importante. Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
Un millón contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre teología y a la pasión y al deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.
De tanto caminar, la locura sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda le resultó todavía más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aún en que sitio esconderse.
Así fue encontrando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.
Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando se iba a dar por vencida divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra:

El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña

5.15.2012

FRASE

No te diré como son las cosas, solo me limitare a contarte como se sienten...
(Osi)

5.05.2012

HUELLAS

Una pareja venía caminando por la sabana, en el oriente del África, mientras nacía la estación de las lluvias. Aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los monos, la verdad sea dicha, aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo.
Un volcán cercano, ahora llamado Sadiman, estaba echando cenizas por la boca. El cenizal guardó los pasos de la pareja, desde aquel tiempo, a través de todos los tiempos. Bajo el manto gris han quedado, intactas, las huellas. Y esos pies nos dicen, ahora, que aquella Eva y aquel Adán venían caminando juntos, cuando a cierta altura ella se detuvo, se desvió y caminó unos pasos por su cuenta. Después, volvió al camino compartido.
Las huellas humanas más antiguas han dejado la marca de una duda.
Algunos añitos han pasado. La duda sigue.

Eduardo Galeano -Bocas de tiempo-

5.01.2012

UN RELATO DE AMOR

Érase una vez un universo oscuro, un universo negro, un universo helado y matemático.
No se sabe por qué, dos estrellas se miraron y se enamoraron. Tan grande y hermoso fue su amor que dejaron de describir infalibles órbitas elípticas para dibujarse tiernos corazones entrelazados.
Se querían tanto..., pero la distancia era grande, y no podían acariciarse ni besarse. ¡Si por un solo instante pudieran estar juntas! Pero eso estaba prohibido en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío; así que decidieron quebrantar la eterna ley del perfecto y ordenado universo. Con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño
Tan solo querían besarse; sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida..., hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte. Fue el precio tuvieron que pagar por quererse en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Ellas fueron las primeras, pero si alguna noche de verano, mirando el cielo, ves una estrella fugaz, piensa que en algún lugar hay otra, que están enamoradas, y que aunque vivamos en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático, lograrán encontrarse, se besarán por un instante nada más y desaparecerán entre destellos de amor y ternura.
Autor: Alberto Pisa Allué