1.12.2013

AL MASCARÓN ENIGMÁTICO DE LA CASA REAL DE MONEDA (Raúl Jaimes Freyre)







A un ángel burlón remeda
o a un demonio bonachón,
el mascarón
de la Casa de Moneda?
Llegará día en que pueda sondear la oculta intención
de ese engañador semblante,
de ese reir inquietante,
que un mal pensamiento hospeda,
del mascarón
de la Casa de Moneda?.

Aunque en ek reir exceda
a toda humana cordura,
hay en su desenvoltura
no sé qué vislumbre aceda;
el alma en suspenso queda,
llena de extraña pavura
al mirar la dentadura,
tan blanca como un vellón,
tan tersa como la seda,
del mascarón
de la Casa de Moneda...

Mientras que la bola rueda
haz que la locura ceda
al examen un segundo,
mascarón sabio y jocundo
creo encontrar tu misterio,
y es eñ de no tomar en serio
las seriedades del mundo:
sus hilos la vida enreda,
sin obedecer razón;
ríe, ríe mascarón
de la Casa de Moneda.

Tu risa maligna y leda,
oculta amarga ironía
y tras la falsa alegria
el sentimiento veda:
lo mismo es que se suceda
un día tras otro día,
una tras otra aflicción
y se esfume la ilusión
como una leve humareda,
ríe, ríe mascarón
de la Casa de Moneda.

En tanto que nos conceda
la vida un poco de amor,
estrellas, mujer y flor,
montañas, mar y arboleda,
riamos de nuestra suerte,
hasta que venga la muerte
por ignorada vereda
y detenga el corazón.
¡Impasible mascarón
de la Casa de Moneda!.